FRASES DEL MUS
Te facilitamos una amplia selección de aquellas "frases hechas"
que caracterizan y enriquecen el juego del Mus, cuya mención
a lo largo de tus futuras partidas generará a tu alrededor
una aureola de experto y avezado muslari, debilitando ya de
antemano la moral de tus adversarios y promoviendo entre los
mirones una serie de comentarios respecto de quien debe ser
ese tipo tan aparentemente "sobrado" al que observan e inevitablemente
empiezan a admirar. Regularmente se actualizará la sección
con nuevas frases que nuestros visitantes propongan y por
cuya originalidad merezcan formar parte de la selección.
Yo
no trabajo la bisutería. Versión mejorada
y actualizada por Manuel, "el azote de Guzmán"
de la clásica sentencia "Jugador de chica, perdedor
de Mus" lanzada tras no aceptar un envite a chica
del contrario, recordándole que asegurando la grande, los
pares y el juego, nuestra reconocida bondad y educación nos
permite regalarle un tanto que de poco o nada va a servirle.
No
hemos venido al frente para escondernos en las trincheras!
Expresión proferida por aquel jugador que tras
haberse achicado en varias ocasiones ante los envites del
contrario y llevando jugada mínima pero quizás
suficiente, anima a su compañero para querer de una
vez un órdago o envite elevado aún y no llevando
ley espectacular.
Estos
pollos estan pelaos, o estos pollos se pelan solos.
Cuando los contrarios estan medio desplumados, como los pollos,
se informa al compañero, de forma sutil, que ya no
hay forma de hacerles mas daño, que estan perdiendo
ya todas las plumas sin remisión.
Dios
da calzoncillos a quien no tiene culo. O también:
Dios da condones a quien solo hace solitarios. Lamento
proferido cuando habiendo ligado una jugada muy buena (tres
reyes por ejemplo) no se ha sabido sacar más beneficio
en forma de piedras demostrando un claro desconocimiento de
como jugar al mus.
Que
se le caen las bragas a la sota!. Advertencia que
se le reprocha a quien baraja de forma reiterada y extensa,
quizás en espera de que le cambie la suerte, a fin
de que decida finalmente ofrecer el mazo para el corte y empezar
a repartir.
Si
son de justicia volverán. Frase utilizada cuando
por error, o tras darte un pase negro, tiras una buena jugada.
También se emplea cuando habiendo ligado jugada, por
error en en el reparto hay que volver a repetir.
Apriétate a la silla que vamos a levantar esto. O
también: Que les vamos a dar clases a esta pareja.
Dícese de los campeones que, en muestra de su generoso espíritu,
no sólo pretenden ganar la partida sino además se han propuesto
ejemplarizar, ilustrar y edificar con su modo de jugar, su
buen criterio y mejor proceder, a los incautos que se han
atrevido a desafiarlos.
Remar, remar para morir en la orilla. O también:
Engordar para morir. Dícese de aquella pareja de
pobres jugadores que, pese a ir unos cuantos tantos por detrás,
en las últimas manos (o partidas) han conseguido remontar
la puntuación, pero no cuentan con el buen hacer de la pareja
contrincante que, sin duda, los va a fulminar rapidito para
acabar con su agonía...
Hasta que no canta la gorda no se acaba la ópera.
O también: Hasta el rabo todo es toro. Úsase
mayormente tal combinación de vocablos para amedrentar –o
intentarlo- a la pareja de pardillos que, gracias a haber
“pillado” muy buenas cartas, más que por saber jugarlas, están
varios tantos por delante en el marcador, queriendo indicar
de este modo que todavía queda mucha partida por delante y
que el futuro, cuando menos, es incierto.
¿Os rendís? Dícese del requerimiento mediante
el cual el caballeresco jugador pretende evitar el padecimiento
de la derrota –y consecuente escarnio público- en las carnes
y espíritu de sus adversarios.
Buen vino para tan pocas uvas. Uno de los más
modernos giros lingüísticos incorporados al juego del Mus,
dicen que recitado por un filósofo zamorano en una noche poco
favorable, y rescatado del previsible desuso en que iba a
caer por dos pícaros catalanes, viene a conjeturar el hecho
de que, a pesar de pretender, cortando el mus, hacer tantos,
la otra pareja llevaba mejores cartas –o las supo jugar mejor-
y pese a quitar mano, se han salvado, la pareja recitante,
de escaldarse un poco...
Llueve sobre mojado. Implica necesariamente
la conjunción de varios factores, a saber: ir ganando por
un mínimo de 20 piedras, y recibir en cada mano treinta y
una y medias como poco...
El que más chifle, capador. Cuando dos parejas
expertas están a falta de pocas piedras para salirse y, entonces,
las cartas deciden a quién favorecer, al igual que las mujeres
deciden con quién bailar...
Habrá que envidar, y puede que mucho... Adaptación
libre de la correspondiente pregunta y respuesta aparecida
en la página de la cuarta entrega de las aventuras del Capitán
Alatriste, del escritor Arturo Pérez-Reverte. Acerca de su
significado, lo dejamos a al contumaz intelecto del experto
jugador y como deberes para el iniciado.
No se reúne a gente de esta calidad para bailar la chacona
(o para acuchillar a una vieja). Seguimos con las
adaptaciones (en este caso no son libres sino calcadas) de
la página del mismo libro citado anteriormente, del mismo
escritor, esto es, Arturo Pérez-Reverte. Viene a decir que...¡Coño,
señores! Eleven el nivel de juego, que si nos lo ponen tan
fácil así no hay quién se cubra de gloria en esta mesa...
Esto es más fácil que robar a una vieja. O también:
Más fácil que robar a Pili “la tacones” a las 12 de la noche.
Giro gramatical que debe pronunciarse, para que surja
efecto, mirando al compañero, con la cabeza bien alta –en
claro signo de menosprecio al contrario-y con voz rimbombante,
dando a entender que, para tamaño viaje, no hacían falta tantas
alforjas. En cuanto a Pili “la tacones”, destacar que se trataba
de una prostituta muy apreciada por el pueblo al que el autor
de la frase debe sus orígenes, y que no citamos para evitar
susceptibilidades, cuya característica principal era el callejear
a medianoche completamente borracha en busca de algún cliente
despistado.
La Santísima Trinidad: Esto es, uno de los Misterios
religiosos llevado al terreno de juego. O sea, lo que otras
veces se da en llamar un solomillo: tres que son uno, pero
que siguen siendo tres. Para el entendido, sobran las palabras;
para el aprendiz, que sepa que tres son los reyes y uno pues
la treinta y una, sin por ello dejar de llevar tres reyes...
¡Se acabó el recreo, señores!: Rescatado de
la más tierna infancia, esta frase nos invitaba (bajo la opresora,
omnipotente y omnipresente mirada del profesor) a regresar
a la obligación (siempre por delante de la devoción) una vez
habíamos descargado nuestros cuerpos de la henchida energía
de que se hallaban repletos corriendo en el patio, dando voces,
fastidiando a los compañeros...¡ay, qué tiempos aquellos!...Ahora,
en la mesa de juego suele ser recitada por los perdedores,
intentando, si no les tiembla la voz a la hora de proferir
semejante frase, intimidar y distraer a la pareja campeona,
queriendo (y muchas veces no pudiendo) remontar el marcador
que tan poco les sonríe esa noche...
Los churros hay que comprarlos cuando pasa la churrera:
O sea, que cuando hay buenas cartas, hay que aprovecharlas,
tú, que sin duda ya vendrán tiempos peores...
Tenéis suerte que hoy no cobro: Sin comentarios.
Es decir, el Maestro (de Mus, por supuesto, porque no hay
en otra disciplina quien pudiere recibir tal distinción) se
halla, evidentemente, dando clases a unos pardillos, que además
tienen la suerte del novato, puesto que esa noche, el Maestro
imparte gratis tamañas lecciones...
La ley del Mus. Aunque muy popular y conocida,
la incorporamos a la colección por tratarse de la famosa
y universal jugada compuesta por dos reyes, caballo sota,
que los avezados expertos entienden que nunca puede perder
a la grande.
Ovejas separadas, lobo que engorda. Contundente
comentario realizado al compañero por uno de los jugadores
que, en observar a sus adversarios discutiendo por la desafortunada
resolución de una jugada, pretende fomentar el nerviosismo
de estos recordándoles que su disputa favorece todavía más
a quienes acaban de ganar piedras.
Demasiado cortas tiene las patas el gorrión para bailar
con la urraca. Mensaje subliminal lanzado al compañero
tras algún fugaz avance de los contrarios, pretendiéndole
encorajinar recordando su superioridad para con aquellos.
Jugar y perder, pagar y callar. Frase dedicada
a aquel jugador que, habiendo perdido la partida, pretende
justificar su jugada frente a terceros, sin reconocer abiertamente
su inferioridad musística, proceder erróneo y lamentable resolución
de la jugada decisiva.
Al gorila viejo no se le enseña el camino. Entre
tanto charlatán, cabe recordar, de vez en cuando, que no necesitamos
lecciones de nadie, y menos de un mequetrefe musístico que
pretende instruirnos.
Para mí, un traje nuevo. Lamentable petición
de aquel que, habiendo llegado al descarte, no puede quedarse
ni con una sola carta, pues su fatal racha continúa y no ve
reyes ni en el reverso de un euro.
Los orines del enfermo tienen mal aspecto. Triste
aseveración premonitoria al respecto de que, tal y como van
las cosas, no pinta nada bien la partida para la pareja que
la profiere.
Mejor no enfermar que sanar. Recordatorio proferido
al compañero que, en demostración de su seguridad sobre la
victoria inminente, sugiere a los contrarios la posibilidad
de ceder un poco para darles cancha.
Ya llueve menos. O también: Parece que
cambió el viento. Frase de ánimo dirigida al compañero
tras empezar a remontar lo que inicialmente parecía iba a
resultar una rápida derrota.
No hay suerte para la gente honrada. Expresión
proferida por aquel muslari experto que, en plena mala racha
y jugando con unos auténticos novatos, liga pocas jugadas
y cuando lo hace, los contrarios siempre le superan.
Tres a cero y Casillas de portero. Actualización
de la clásica sentencia de nuestros abuelos muslaris que,
utilizando el símil futbolístico, pretende recordar a los
contrarios que ya llevan perdidos dos juegos y, ante tamaño
prodigio de seguridad y control propio del cancerbero internacional,
de seguir así difícilmente van a conseguir un solo juego.
Vale más una corrida que cien novilladas. O
también: Donde esté una buena corrida, que se quiten
los toros. Al respecto de la primera, se trata de
celebrar aquella jugada ganadora que lo ha sido gracias a
no cortar el Mus con buena jugada en las manos (Mus negro),
consiguiendo que el contrario interprete que queremos robarle
cuando en realidad vamos cargados. Respecto de la segunda,
puede interpretarse tanto en el mismo sentido que la anterior
o bien en otro más físico, propio de aquel fanfarrón que en
lugar de estar por el juego se dedica a explicar sus éxitos
para con el sexo opuesto.
Compañero, ¡abre el paraguas!. Frase dirigida
al compañero con profunda resignación tras comprobar que habiendo
cortado el mus la pareja contraria y estando todo el
pescado vendido (otra frase que significa que se han
repartido todas las cartas de la baraja) tienes el cuatro
de bastos para todo. ¡A aguantar estoicamente el chaparrón!.
Te agradeceremos nos remitas por correo (enviar
frase ) aquellas frases hechas que, no encontrándose en
esta lista y resultando originales, utilices o hayas escuchado
a otros muslaris, junto a su sentido, a fin de incorporarlas
y convertir este apartado de nuestra web en la mayor referencia
de frases del Mus de cuantas puedan existir.
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